Diseño e innovación ante la crisis

Carlos Sendín

El mundo entero se encuentra convulsionado ante una crisis económica global que parece no finalizar nunca. No es una crisis mas, se trata de una crisis estructural que amenaza con llevarse por delante no sólo a millones de puestos de trabajo, que no es poco, también gran parte del tejido empresarial y, desde luego, numerosas fórmulas productivas hasta ahora solventes. ¿Cuál es el futuro que nos espera? ¿Cómo habrán de ser las empresas en adelante? ¿Cuál será el papel del diseño en el nuevo contexto? Estas preguntas están a la ordendel día y no encontraremos respuestas apropiadas desde los parámetros que nos han guiado hasta ahora.

Parece evidente que el mundo no será igual después de la tormenta. Muchas cosas deberán cambiar, entre ellas, sin duda, la forma de producir y la función de las empresas en un mundo sin barreras, cada día más competitivo.

Entramos en una nueva etapa dominada por la globalización y el conocimiento. En este nuevo escenario, las empresas están obligadas a inventar. La producción masiva de productos o bienes de consumo irán deslocalizándose para desplazarse hacia países con mano de obra más económica. Factores como la imaginación y la creatividad serán claves para impulsar el crecimiento y determinantes para encontrar un confortable camino de progreso y desarrollo sostenido. El estado deberá hacer una fuerte inversión en educación, preparar a las nuevas generaciones y formarlas para afrontar un futuro más dinámico y creativo. Por su parte, las empresas están obligadas a orientar su funcionalidad hacia un nuevo paradigma de innovación permanente en el que el diseño tiene mucho que aportar.

El diseño ha sufrido gravemente la crisis porque es una actividad dependiente, un servicio demandado por instituciones y empresas de múltiples sectores. Cuando estos sectores son afectados también lo son, indirectamente, los diseñadores y las empresas de diseño. En el futuro esto seguirá siendo así pero, indudablemente, el diseñador habrá ganado protagonismo, será un actor decisivo del nuevo escenario, pasará de ser el último eslabón de la cadena de creación a ser un factor determinante de esa cadena. El diseñador es, por su formación y por su actitud, portador del germen del futuro. En su ADN se encuentran todos aquellos valores, técnicas y sentido del riesgo que las empresas necesitarán para sobrevivir en un universo dominado por la creatividad, la imaginación y el conocimiento.